La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica que se caracteriza por la afectación de las articulaciones.
Produce dolor, hinchazón, enrojecimiento, aumento de temperatura local y disminución de la movilidad articular, además de rigidez sobre todo por la mañana o tras el reposo prolongado. Se considera una enfermedad generalizada porque la inflamación puede afectar a otros órganos como el corazón, el pulmón o el riñón. Además, si la inflamación es elevada y mantenida, puede provocar fiebre, cansancio, pérdida de peso y de apetito.
Para el diagnóstico es fundamental que el reumatólogo analice los síntomas del paciente y los datos del examen físico, con el fin de objetivar la artritis. Se solicitará un análisis de sangre y alguna prueba de imagen. Los anticuerpos más frecuentemente son el factor reumatoide y los anticuerpos antipéptido cíclico citrulinado.
Para el tratamiento existen diferentes tipos de medicamentos, entre los que se encuentran los llamados fármacos modificadores de la enfermedad (FAMEs) no biológicos y/o biológicos. El reumatólogo decidirá el tratamiento más adecuado de acuerdo a las características individuales de cada paciente. No todos los tratamientos funcionan igual para todos los pacientes, y puede ocurrir que se tenga que cambiar de medicación varias veces durante la evolución de la enfermedad.
Actualmente no existe una cura para la AR, pero un diagnóstico precoz y tratamiento adecuado pueden lograr la remisión de la enfermedad, mejorando la calidad de vida y evitando que se deformen las articulaciones.
Dra. Laura Dejanire Santacruz Orué
Médico Especialista en Reumatología