Comúnmente las mujeres embarazadas reciben la indicación de aumentar 9 kilos (1 kilo por mes). Sin embargo, las recomendaciones sobre el incremento de peso durante esta etapa se deben individualizar teniendo en cuenta tres aspectos:
a) el estado nutricional pregestacional: por ejemplo, si se trata de una mujer con bajo peso previo al embarazo, el incremento de 9 kg sería deficiente y por el contrario para una mujer con obesidad ya sería excesivo.
b) la talla: para las mujeres de baja estatura se recomienda una menor ganancia de peso
c) la edad: en el caso particular de las madres adolescentes, se recomienda una mayor ganancia de peso
Por otra parte, es de suma importancia que toda mujer embarazada cubra los requerimientos de los siguientes nutrientes:
– Ácido fólico: es fundamental para prevenir malformaciones y para el desarrollo del sistema nervioso central.
– Calcio: es importante para prevenir que el bebé obtenga calcio de las reservas maternas, lo cual predispone a osteoporosis en etapas posteriores de la vida.
– Hierro: su importancia radica en la expansión del volumen sanguíneo; los glóbulos rojos son necesarios para el transporte de oxígeno, el crecimiento de los tejidos maternos, la placenta y el feto. Su deficiencia puede causar prematurez, bajo peso al nacer, mortalidad materna, la muerte prenatal y perinatal.
– Ácidos grasos esenciales: son indispensables para el desarrollo del sistema nervioso y visión del bebé. Además participan en la regulación de la presión arterial y la función cardiaca.
– Vitamina C: su requerimiento se incrementa en el último trimestre para el crecimiento de tejidos.
“Las decisiones y cuidados de la mujer desde antes del embarazo marcan la diferencia en su salud y la del bebé. La planificación de un embarazo es una oportunidad para mejorar el estado nutricional de la mujer, asegurar el aporte de nutrientes claves para el desarrollo intrauterino, realizar actividad física regularmente y abandonar conductas de riesgo como fumar y consumir alcohol”
Lic. Lena Martínez Missena