La problemática no solo es el diagnóstico, sino también el significado que la persona atribuye a la enfermedad, que la asocia con dolor, hospitalizaciones, deudas, imposibilidad de trabajar, que por cierto le genera un profundo sentimiento de minusvalía, dependencia hacia otras personas, pérdida de atractivo o función sexual, sufrimiento y muerte.
¿Por qué esperar a que se instaure el sufrimiento y no intervenir preventivamente para potenciar los recursos de los pacientes, familiares y sanitarios?
La situación psicológica tanto del paciente y familia es una dimensión tan importante como fundamental abordar a la hora de tratar el cáncer, ya que muchas veces las alteraciones emocionales influyen significativamente en la persona.
Existen varias etapas por la que atraviesa el paciente:
I. NEGACIÓN: Negarse a aceptar lo que ocurre. Implica incredulidad de los resultados, manifestados en expresiones como “estos análisis no están bien”, “no ocurre nada”, “yo no tengo ninguna enfermedad”, “todo esto es una mentira”.
II. IRA o RABIA: Es un sentimiento básico y necesario. Cuando antes se sienta, antes se disipará. La persona tiene que empezar a hacer frente a la enfermedad y se enoja con su entorno manifestando conductas agresivas incluso, tanto consigo mismo, con su familia, con el profesional médico, el sistema sanitario y hasta con Dios y la vida.
III. NEGOCIACIÓN (regateo): El sentimiento que más aparece, es el de volver atrás una y otra vez: “Ojalá lo hubiéramos hecho mejor”, “Si pudiera repetirlo lo haría de otra manera”, “si yo me curo haré tal o cual cosa”, “si vivo por más tiempo prometo que.”
IV. DEPRESIÓN: Es la sensación de vacío, tristeza, manifestada por los cambios en los comportamientos, alteraciones del sueño, en los hábitos alimenticios, de higiene, silencios profundos, aislamiento, llanto, labilidad emocional, sentimientos de minusvalía, etc.
V. ACEPTACIÓN: No significa sentirse bien o estar de acuerdo con lo que ha pasado, es asumir que hay una nueva realidad y que debemos aprender a vivir con ella.
Ayudar a estar de frente a esta enfermedad y afrontarla con los recursos positivos y adecuados que toda persona posee es tarea del profesional psico-oncólogo que orienta al paciente y su familia para tener una mejor calidad de vida.