Cuando un ser querido comienza a usar drogas, la familia suele experimentar una mezcla de emociones: ansiedad, tristeza, pero, al mismo tiempo, la esperanza de que solo sea una fase ‘experimental” pasajera. Algunos miembros tratan de minimizar la situación diciendo "está tranquilo, solo usa un poco" y aunque estas palabras parezcan inofensivas, realmente encubren un intento desesperado de controlar algo que ya está fuera de control.
Los familiares, mientras tanto y sin la guía adecuada, empiezan a implementar soluciones que, lejos de ayudar, alimentan el ciclo de la adicción los lleva a caen en la trampa de la codependencia.
La codependencia se manifiesta de distintas maneras: desde dar dinero para evitar "problemas mayores", hasta permitir que la persona consuma en la casa, bajo la ilusión de que el ser querido estará "seguro". Lo que comienza como un acto de amor y protección, pronto se convierte en un ciclo destructivo de desesperación y sacrificio, que atrapa tanto al ser querido como al cuidador. La codependencia se arraiga y el bienestar de toda la familia se ve comprometido.
Antes de que la adicción y la codependencia destruya a toda la familia, es urgente buscar ayuda profesional no solo para la persona con adicción, sino, también para todos los miembros de la familia. El apoyo profesional puede ayudar a romper el ciclo de adicción y codependencia y devolver la paz y la esperanza a la familia.
Mag. Geraldine G. Willim