La Dra. María del Pilar es médica cirujana egresada de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción con especializaciones en Mastología y Cirugía Reconstructiva.
Formada en el exterior como especialista, en Lyon – Francia concretamente. La Dra. Comenta que decidió especializarse en dicha área por recomendación de su padre, el Dr. Ramiro García Varessini.
“Mi profesión, y más específicamente mi área de especialidad, me enseñó a ser fuerte para poder enfocarme completamente en mis pacientes y estar firme para ellos. Intento tener siempre el mismo trato con cada uno”.
Las experiencias vividas por la Profesional han marcado su camino a lo largo de la profesión. Cuenta ella que le tocó pasar por situaciones realmente difíciles en donde ha puesto a prueba la convicción que la volcó al área: “cuando estaba cursando la residencia, me tocó estar hasta el minuto final junto a mi paciente, un joven de 23 años con cáncer de huesos… falleció abrazado a mí por el inimaginable dolor que estaba sintiendo”. “Recuerdo también a una niña de 16 años llamada Noemí, era de una comunidad indígena y llegó al hospital por un aparente tumor que resultó ser un Rabdomiosarcoma en el músculo detrás de la mama. La tuvimos que intervenir varias veces, tres o cuatro, pero lastimosamente terminó falleciendo a pesar de los esfuerzos”.
La Dra. María del Pilar es médica cirujana egresada de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción con especializaciones en Mastología y Cirugía Reconstructiva.
Formada en el exterior como especialista, en Lyon – Francia concretamente. La Dra. Comenta que decidió especializarse en dicha área por recomendación de su padre, el Dr. Ramiro García Varessini.
“Mi profesión, y más específicamente mi área de especialidad, me enseñó a ser fuerte para poder enfocarme completamente en mis pacientes y estar firme para ellos. Intento tener siempre el mismo trato con cada uno”.
Las experiencias vividas por la Profesional han marcado su camino a lo largo de la profesión. Cuenta ella que le tocó pasar por situaciones realmente difíciles en donde ha puesto a prueba la convicción que la volcó al área: “cuando estaba cursando la residencia, me tocó estar hasta el minuto final junto a mi paciente, un joven de 23 años con cáncer de huesos… falleció abrazado a mí por el inimaginable dolor que estaba sintiendo”. “Recuerdo también a una niña de 16 años llamada Noemí, era de una comunidad indígena y llegó al hospital por un aparente tumor que resultó ser un Rabdomiosarcoma en el músculo detrás de la mama. La tuvimos que intervenir varias veces, tres o cuatro, pero lastimosamente terminó falleciendo a pesar de los esfuerzos”.