La cadera es la articulación de la pelvis (acetábulo) con el fémur. La fractura de cadera es frecuente en ancianos, sobre todo mujeres (4:1) y está relacionada con la osteoporosis (fragilidad ósea).
Se estima que ocurren unos 1,6 millones de fracturas de cadera al año en todo el mundo.
Estas fracturas ocurren típicamente en pacientes frágiles, con múltiples enfermedades, a menudo resultan el final de la función o la independencia del paciente (50 % no recupera la capacidad funcional) y asocia una alta tasa de mortalidad, hasta un 30 % al año.
El objetivo del tratamiento es restituir la función. El tratamiento de las fracturas de cadera es quirúrgico. La decisión de no operar o el retraso de la cirugía con lleva un aumento de la mortalidad así como complicaciones médicas, trombosis venosa, embolismo pulmonar, úlceras por decúbito, una pérdida de la autonomía que generalmente lleva a un estado depresivo, dificultades en la higiene y para el manejo general del paciente y familiares, No operarse si hay problemas generales que contraindiquen la intervención (psiquiátricos, cardiacos, fallo renal, infartos, enfermedades malignas diseminadas) o si el paciente previamente no caminaba.
Por tanto, un paciente que presenta una fractura de cadera, en lo posible, debe ser intervenido quirúrgicamente.